Petra Němcová
Cuando Petra Němcová desfilaba para marcas internacionales como Victoria’s Secret, Chopard o La Perla, pocos imaginaban que su legado más poderoso no estaría sobre una pasarela. Su historia está atravesada por la belleza, sí, pero también por una fuerza emocional que se impuso incluso ante la tragedia. Desde su infancia en Karviná hasta los foros internacionales donde promueve la resiliencia escolar, la pasión de Petra ha evolucionado: comenzó en la moda, pero encontró su razón de ser en la reconstrucción de vidas.

Una carrera que abrió puertas, pero no se quedó ahí
Petra llegó al mundo del modelaje de forma temprana. En su adolescencia fue descubierta por un agente que la catapultó a la escena internacional. Su rostro elegante y carisma natural la llevaron a trabajar con las casas de moda más importantes del mundo, aparecer en las portadas de Elle, Harper’s Bazaar, Marie Claire, y ser tapa de Sports Illustrated Swimsuit Issue en 2003.
El modelaje le otorgó visibilidad, recursos y acceso a una red global de contactos. Pero fue el tsunami del Océano Índico en 2004 lo que cambió el rumbo de su vida para siempre. Petra se encontraba en Khao Lak, Tailandia, cuando la tragedia golpeó. Sobrevivió aferrada a una palmera durante más de ocho horas, con múltiples fracturas pélvicas, mientras su pareja de entonces, el fotógrafo Simon Atlee, fallecía. Ese evento fue más que una anécdota de supervivencia: fue el detonante de una misión de vida.
Happy Hearts Fund: reconstruir la esperanza
Un año después del tsunami, Petra fundó Happy Hearts Fund, una organización dedicada a reconstruir escuelas en zonas afectadas por desastres naturales. Su enfoque fue claro desde el inicio: no basta con llevar ayuda inmediata, hay que apostar por el futuro a largo plazo de los niños y comunidades enteras.
Desde su creación en 2006 hasta la fusión con All Hands Volunteers en 2017 —dando lugar a All Hands and Hearts – Smart Response—, la fundación construyó más de 200 escuelas en 10 países y benefició a más de 100.000 niños. Petra no se limitó a ser la cara visible; estuvo en terreno, supervisando procesos, hablando con docentes, estudiantes, padres. Su involucramiento fue total, incluso en la recaudación de fondos y diseño de programas.
Pasión por la sostenibilidad: otro eje vital
En los últimos años, Petra ha profundizado su activismo hacia la sostenibilidad ambiental y social. Ha participado como vocera en foros de Naciones Unidas, ha trabajado con comunidades en Latinoamérica y Asia, y ha impulsado modelos de reconstrucción que integran la protección del medioambiente y el uso de materiales resilientes ante catástrofes.
Además, ha promovido la conciencia climática desde una perspectiva educativa, buscando que las nuevas generaciones entiendan que el cambio climático no es una amenaza lejana, sino una realidad presente que golpea especialmente a las comunidades más vulnerables. En cada declaración pública, Petra subraya el vínculo entre educación, equidad y capacidad de adaptación.
Vida personal: entre espiritualidad, maternidad y discreción
Lejos de las cámaras, Petra ha mantenido una vida personal con bajo perfil. Está casada con Benjamin Larretche, ejecutivo del mundo financiero con intereses en inversión de impacto. En 2019 fue madre por primera vez, y desde entonces ha compartido su experiencia de maternidad como un proceso profundamente espiritual y transformador.
Una constante en su vida personal ha sido el enfoque holístico. Petra se ha formado en prácticas de meditación, yoga y nutrición consciente. Habla de la espiritualidad como una herramienta de anclaje tras experiencias límite. No busca evangelizar, sino compartir aprendizajes que le permitieron reconectar con su propósito.
Más allá de la filantropía: una líder global
Petra ha sido reconocida por su labor humanitaria por la ONU, la UNESCO, y distintos organismos internacionales. Fue oradora en el World Economic Forum, participó en la Global Education & Skills Forum, y forma parte activa de campañas de educación inclusiva y derechos de la infancia.
Lo distintivo de su liderazgo es que no se construyó desde una oficina, sino desde la experiencia vivida, desde la catástrofe, el cuerpo roto, la supervivencia, y la voluntad de reconstruir lo destruido. Su historia convoca a mirar más allá del sufrimiento y entender que es posible darle forma a algo nuevo con lo que queda.
Una figura que inspira sin imponer
Petra Němcová ha conseguido lo que muchas figuras públicas no logran: transformar el privilegio en impacto real. Lo ha hecho con un lenguaje genuino, sin subirse al tren de la exposición superficial. Su compromiso no es una marca personal, es una práctica diaria que se refleja tanto en su activismo como en la forma en que elige vivir.
El paso del modelaje a la acción humanitaria no fue un giro oportunista, sino una respuesta a una vivencia fundacional. Hoy, Petra sigue caminando en escenarios distintos: a veces una conferencia, otras un pueblo remoto en Nepal o Haití. En todos esos espacios, la pasión con la que se entrega es la misma. Y en esa coherencia se construye su legado.