Ramiro Rovira

En el universo de Ramiro Rovira, dos fuerzas convergen: la fascinación por la tecnología del futuro y la devoción por el estilo que perdura. A sus 28 años, este empresario misionero no solo ha creado una marca, sino que ha desarrollado un ecosistema donde la inteligencia artificial y la artesanía de lujo no son opuestos, sino aliados.
Su pasión es diseñar un producto para construir un nuevo paradigma sobre cómo se concibe, se crea y se valora una marca en el siglo XXI.
Construir una visión global
Todo comienza con una búsqueda. La pasión de Ramiro Rovira por los negocios nunca estuvo limitada por las fronteras. Su formación académica, que lo llevó desde Argentina hasta un posgrado en liderazgo en la Universidad de California y capacitaciones en Nueva Zelanda, fue una búsqueda deliberada de perspectivas. Más que títulos, lo que buscaba eran modelos de pensamiento, formas de entender un mercado globalizado y las herramientas para navegarlo. Esa curiosidad inherente forjó en él una visión sin fronteras, una mentalidad que le permite hoy diseñar productos transnacionales y planificar la expansión de su empresa al mundo como un paso natural, no como una meta lejana.
Innovación inteligente
Rovira habla de la Inteligencia Artificial con un entusiasmo que trasciende lo técnico; la ve como una fuerza transformadora. Su pasión es utilizarla como un factor estratégico para potenciar la eficiencia y la evolución. El punto de partida es una obsesión casi científica por los “datos duros”. Su convicción es que la creatividad y la visión de negocio florecen sobre una base de información fáctica y numérica. Alimenta sus sistemas con datos precisos para que la tecnología le devuelva decisiones más inteligentes y procesos optimizados.
Esta fascinación se extiende a su capacidad para democratizar ideas. Ve en la IA un puente que “acerca las orillas entre alguien que no tiene los conocimientos técnicos específicos pero sí tiene visión de negocio”. Es una pasión por empoderar la creatividad, por hacer que las ideas originales se materialicen más rápido y mejor. Este enfoque se refleja en su constante exploración de herramientas de machine learning, buscando siempre la forma más ágil y personalizable de trabajar.
Calidad tangible
Dignos, su marca, es el lienzo donde todas estas pasiones se hacen visibles. Fundada en 2020, nació de una convicción: crear lujo accesible y combatir la cultura del fast fashion. La pasión aquí es por lo perdurable, por la calidad que se puede sentir y ver. Cada producto, desde unas gafas de sol hasta una joya, es el resultado de un manifiesto contra lo descartable. Por eso la elección de materiales de excelencia, como el acetato Mazzucchelli, es una declaración de principios.
El proceso de creación es, en sí mismo, una manifestación de su filosofía. La concepción de los diseños se apoya en la vanguardia tecnológica, pero el alma del producto proviene del ensamblaje artesanal y las manos humanas que fusionan las materialidades. Es una pasión por la sinergia perfecta entre la precisión de la máquina y el cuidado del detalle humano. Producir en lotes limitados no es una estrategia de marketing, sino la consecuencia de una devoción por la exclusividad y la autenticidad.
Generar pertenencia cultural
Para Rovira, una marca no está completa si no conecta con su tiempo y su gente. Su pasión final es la de construir una comunidad y un sentido de pertenencia. Dignos no solo vende productos; capitaliza el poder del marketing de influencia y la estrategia digital para integrarse en el imaginario colectivo. La adopción orgánica de sus diseños por parte de artistas como Ca7riel y Paco Amoroso es la prueba de una conexión genuina.
Esta búsqueda de relevancia cultural se materializa en su tienda de Palermo Soho, pensada como un espacio para vivir la experiencia de la marca.
La pasión de Ramiro Rovira es, en definitiva, un ciclo completo: se nutre de una visión global, se potencia con innovación inteligente, se materializa en objetos de calidad tangible y culmina al convertirse en parte del estilo y la cultura de una generación.