Marcelo Puella

Donde otros buscan protagonismo, Puella construye sentido. Su presencia es coherencia: comunica con el cuerpo lo que defiende con la palabra.

Marcelo Puella es un referente en comunicación institucional con una trayectoria guiada por la coherencia, la ética y una pasión profunda por el trabajo bien hecho. Su carrera integra compromiso social, vocación pública y una mirada crítica sobre el rol de la palabra en lo colectivo.

La pasión como brújula de vida

Marcelo Puella no improvisa. Desde joven entendió que la comunicación es más que una técnica: es una forma de estar en el mundo. Su pasión por este oficio lo llevó a transformar cada espacio que habitó en una oportunidad para expresar compromiso, escuchar al otro y construir vínculos duraderos. No busca reconocimiento: su verdadera motivación está en la coherencia entre lo que piensa, dice y hace.

Infancia marcada por el interés público

Marcelo nació y creció en Buenos Aires, en una casa donde las discusiones sobre política, medios y sociedad eran parte de lo cotidiano. Desde chico mostró interés por los temas públicos y participó en proyectos escolares con fuerte carga social. Ese vínculo temprano con la realidad lo llevó a formarse académicamente con una mirada crítica, cercana a los territorios y comprometida con las causas colectivas.

Formación y primeras experiencias

Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires. Allí encontró herramientas para profesionalizar una vocación que ya venía cultivando. Su paso por organizaciones barriales y radios comunitarias lo formó tanto como la universidad. No lo deslumbraba el poder, sino la posibilidad de aportar desde la palabra a procesos colectivos, con ética y sin discursos vacíos.

Comunicación institucional con valores

Durante su trayectoria, trabajó en organismos del Estado, espacios legislativos y equipos de gestión. No lo atrajo el marketing político ni la lógica electoral. Su lugar fue siempre el de construir relatos sólidos, responsables y fieles a los valores de fondo. Formó equipos, diseñó estrategias y priorizó el vínculo humano, alejándose de la superficialidad de ciertos discursos.

Pasión por enseñar y acompañar

Marcelo no se guarda lo aprendido. A lo largo de los años fue mentor de jóvenes profesionales, dictó talleres, escribió materiales de formación y participó en seminarios sobre comunicación ética. Cree en la transmisión como una forma de continuidad. Más que dejar legado, busca compartir experiencias que puedan servir a otros en su propio camino.

Trabajo silencioso, impacto profundo

Nunca buscó visibilidad mediática ni exposición innecesaria. Su perfil bajo es una elección consciente. Marcelo valora el trabajo cotidiano, el detalle bien cuidado y el impacto real por encima de los aplausos. Quienes trabajan con él destacan su capacidad de escucha, su rigor en la escritura y su compromiso con los proyectos, incluso cuando no son suyos.

Un modo de vida coherente

Su forma de vivir no se diferencia de su modo de trabajar. Marcelo es meticuloso, reflexivo y sereno. Le da valor a los gestos pequeños, a las conversaciones sinceras, a los vínculos que se sostienen sin necesidad de pactos explícitos. Lo que dice lo respalda con acciones. Y lo que no dice, lo expresa con actitudes. No improvisa posturas ni sigue modas.

Proyectos actuales y visión futura

Hoy colabora con instituciones educativas, equipos legislativos y organizaciones sociales. Sigue eligiendo proyectos donde pueda sumar desde la comunicación con propósito. No busca figurar, sino transformar. Cree que una buena estrategia no solo comunica mejor, sino que puede habilitar cambios profundos en las formas de vincularnos, decidir y construir lo común.